lunes, 23 de mayo de 2011

EFECTOS ECONOMICOS DEL NARCOTRAFICO

No pocos analistas consideran que la evolución, en general, aceptable de la economía colombiana en los últimos
tiempos, el equilibrio de sus cuentas externas, la estabilidad cambiaria y la fortaleza de sus reservas internacionales se
deben, fundamentalmente, a los ingresos del narcotráfico. Desde esta perspectiva, la eliminación de tales recursos
originaría un verdadero caos económico.
En los años ochenta casi todas las economías latinoamericanas perdieron dinamismo y algunas experimentaron una
franca recesión, así como hondas dificultades de liquidez y financiamiento externo que abrieron paso a severos
programas de ajuste y devaluaciones. Colombia sorteó con éxito esa crisis regional. De 1981 a 1990 el crecimiento
acumulado de su PIB fue de 43.6%, frente a 12.4% del conjunto de la región. En ese lapso el país no tuvo problemas
serios de liquidez y mantuvo una aceptable captación de recursos del exterior, lo que le permitió contar con reservas
suficientes, mantener firme su moneda y no aceptar condiciones duras en el financiamiento externo.
Sin duda, el narcotráfico explica en gran medida la afluencia de divisas a Colombia. En los años noventa estos flujos
han contribuido al importante superávit en la cuenta de capitales de la balanza de pagos, vía inversión y endeudamiento
de largo plazo; ello ha hecho posible financiar el creciente déficit en cuenta corriente (sobre todo por el saldo comercial
desfavorable) sin alterar el nivel de las reservas internacionales
El déficit en cuenta corriente es más o menos reciente. De 1986 a 1990 se obtuvo un saldo superavitario equivalente a
1.8% del PIB, en promedio anual. En 1991 llegó a casi 8% del producto global, pero a partir de 1992 la situación empezó a
cambiar. En 1993 y 1994 se registró un déficit en cuenta corriente equivalente a 5% del PIB. "Ninguna otra de las
principales economías de la región sufrió un deterioro tan severo en tan corto tiempo." En 1995 y 1996 el déficit creció 32 y
13 por ciento, respectivamente, en lo cual pesó mucho el fuerte incremento de las importaciones.
 4.1 El efecto monetario
 Los crecientes flujos de capitales asociados al narcotráfico se beneficiaron con la apertura económica, ya que con la
eliminación de aranceles y la liberación  de las importaciones, se hizo más fácil importar, y una fuerte cantidad de divisas
provenientes del narcotráfico pudieron ingresar al país, aunque como es obvio, no todos los flujos de cxapitales
provenian del narcotráfico , si ingresaron al país grandes montos provenientes de actividades ilícitas donde acumulando
los factores estructurales, el consecuente aumento de las reservas internacionales incidió de diversas maneras en la
política monetaria y la evolución del tipo de cambio, al punto de obligar a las autoridades colombianas a instrumentar
medidas para controlar el ingreso de divisas.
 En 1990, en el marco de una política antiinflacionaria, con base en la apertura económica y la liberalización de los
mercados, se estableció un mecanismo de devaluación periódica de la moneda a fin de impulsar las exportaciones. Empero,
la creciente entrada de divisas y el incremento de las reservas internacionales presionaron al alza los precios por vía del
aumento de la emisión primaria. Ante ello las autoridades tuvieron que reorientar su política a favor de la apreciación de la
moneda, al tiempo que se buscó controlar los flujos de capital.
 En 1991 el Banco Central adoptó una política de esterilización por medio de operaciones de mercado abierto. Los
certificados de cambio bonos en dólares y redimibles en pesos  fueron los instrumentos más utilizados. Además, el
Ministerio de Hacienda congeló créditos obtenidos por 682 millones de dólares y aplicó impuestos adicionales de 3% a
todas las operaciones cambiarias.
 La estrategia esterilizadora no logró frenar los ingresos externos, ya que las tasas de interés se mantuvieron elevadas y
siguieron atrayendo recursos del exterior. En diciembre de 1991, por ejemplo, dichas tasas ascendieron a 38.5%, casi
nueve puntos porcentuales más que en el primer trimestre del mismo año. "Se llegó a un círculo vicioso: los
diferenciales de las tasas de interés fueron superiores a 30 puntos porcentuales (a favor de los activos internos), lo que
reforzó los flujos de capital."
 Por lo demás, la estrategia de esterilización resultó financieramente onerosa porque la institución rectora pagaba una tasa
de interés sobre sus pasivos mayor que la percibida por la inversión de las reservas. "La pérdida del banco central fue
de 0.8% del PIB en 1991 y alcanzó su máximo nivel (1.2%) en 1993, cuando gran parte de la deuda maduró."
En 1993 las autoridades decidieron sustituir la esterilización por otras medidas. El Banco Central instituyó un encaje de
47% (no remunerado), con un plazo inferior a 18 meses. Como esta medida se consideró insuficiente, en marzo de 1994
el requisito se extendió a créditos con vencimientos inferiores a 36 meses. El requisito de encaje, empero, tenía un gran
número de exenciones que le restaron eficacia.
En ese mismo año la institución central instauró un sistema de banda cambiaria de 14%, aunque se reservó la prerrogativa
de intervenir en ella. Hasta la fecha la tasa de cambio ha tendido a permanecer en el piso de la banda, salvo en ocasión
de la incertidumbre inicial del "efecto tequila" y del escándalo político por el supuesto financiamiento del narcotráfico de
la campaña presidencial de Ernesto Samper (en agosto del mismo año), que presionaron momentáneamente el tipo
de cambio al alza.

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